Hoy nos hemos desplazado hasta un pueblo en el que no habíamos estado nunca: TABAR
El tiempo no nos ha acompañado nada. Anunciaban lluvias y vientos fuertes y han acertado. ¡Mal día para ir al monte!
Ya en el pueblo, un casero nos ha avisado:
-¿A dónde vais con este tiempo?
-Al Castro El Castillo- le hemos contestado-
Nos ha mirado como si estuviéramos locos y nos ha dicho:
-Os vais a embarrar eh? Por allí, tened cuidado ¡no os caigáis!
Viendo nuestro empeño, nos ha dejado con nuestra idea de subir al Castro y se ha refugiado en el calor de su casa.
Nosotros por la lluvia, o por mojarnos no tenámos ningún miedo. Con buena ropa todo se aguanta. Pero, ¿el barro? ¡Qué razón tenía! Al poco rato de salir ya teníamos las botas, que pesaban más que nosotros mismos... ¡Qué cansancio!
Hemos llegado al castro y al menos yo, no esperaba encontrarme con que allí sólo hubiera un montón de piedras sueltas, difíciles de pisar y rodeando unos campos bojerales, muy, muy cerrados e intransitables.
Ante ese montón de piedras, causa impresión, el saber que estas pisando los restos de un poblado que data de la edad del Hierro.
El recorrido circular ha sido de una duración de unas 3 horas y cuarto. La hemos hecho sin GPS, por lo que un poco a la aventura, y con la ayuda del móvil, hemos ido encontrando los puntos a seguir. Una pena no disfrutar de las vistas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario