Al llegar, sus calles y sus casas, muy coquetas y muy bien adornadas, nos iban indicando la cantidad de piedras, con formas exóticas, que podrían formar parte de su paisaje. ¡Y así ha sido!
Durante la ascensión a la sierra de Alaitz, hemos ido pasando por diferentes tipos de vegetación, algunas zonas muy pimaverales y otras, por el contrario, un tanto embrujadas y oscuras, dónde se ha apoderado la niebla y nos ha impedido apreciar el paisaje.
La cima no la hemos podido disfrutar, pues la niebla y la lluvia nos han impedido ver las preciosas vistas, que seguro, se podrán observar en días más claros.
¡Otra vez será!
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