Hemos decidido acercarnos a la foz de Ugarrón y poder recordar así, antiguas excursiones, hechas, ya hace más de veinte años.
No hemos visto ni un alma en toda la zona. Pero, nadie, nadie, ni personas ni animales, como si estuviera desierta.
Depués de un buen remojón, hemos acabado el día comiendo en la Basílica de Santa Fe.
Lugar idílico que nos muestra su extraordinaria belleza en las obras arquitectónicas y en la buena comida:
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