Tenemos el coche averiado y el de la hija también. Como no nos podíamos alejar mucho de Pamplona, hemos decidido ir a Maquirriain y de ahí subir hacia el caserío de Naguiz.
El coche ha llegado justico, echando humo. Justo, justo, hemos podido aparcar en la trasera de la iglesia y ahí lo hemos abandonado hasta la vuelta.
Nada mas comenzar a andar se nos ha incorporado un perro muy educado, que nos ha acompañado durante toda la vuelta.
Este año está habiendo mucha seta y nosotros hemos recogido rebotxuelos, que nos gustan mucho. Está viniendo muy sana y muy abundante.
Tras reponer el agua, tanto nosotros como el coche, hemos vuelto a casa, pero sabiendo que las próximas excursiones tendrán que ser en el coche de "San Fernando", es decir, un poquico a pie y otro andando.
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