Con un tiempo buenísimo, hemos salido hacia Elkoatz, hemos dejado el coche en la pista que va hacia Aristu, a la altura donde se cruza la cañada de los salacencos.
Este tramo de la cañada salacenca coincide con el camino al Baigura y es algo pedregoso pero precioso.
No hemos llegado al Baigura porque en un momento de la ruta hemos topado con el "paraíso de las setas" ¡Una gozada! ¡Qué variedad! Para disfrutar todos aquellos que gusten de clasificarlas y comerlas,¡claro!
Se ha acabado la batería de la máquina de fotos y no puedo mostraros ni las setas, ni el lugar dónde estaban. ¡Lástima! o, ¿será a propósito?
Muy cerquita de Lusarreta hemos dejado el coche y hemos tomado un camino que posiblemente sea la carretera vieja hacia Espinal.
El día ha salido espléndido y el paisaje otoñal ya va mostrándonos infinidad de setas. Lástima que no hemos visto ningún hongo todavía.
Hemos enfilado hacia la cueva de Lezestali. La hemos visto rápidamente, pero no había tiempo ni condiciones para sacar fotos en su interior.
La vuelta la hemos hecho por otro camino, por lo que hemos hecho un recorrido circular muy bonito.
Hoy llovía en Pamplona y parecía que estaría lloviendo en todo Navarra. Por eso hemos elegido ir hacia Artajona y hemos acertado, aquí no llovía.
El plan ha sido cultural, hemos hecho una visita guiada al cerco de Artajona, y nos ha sorprendido, gratamente.
Las torres, bestorres; la iglesia, de estilo gótico; la recogida de agua, en el tejado de la iglesia, y otros detalles nos han aportado ideas nuevas y enriquecedoras.
Últimamente el monte se ha ido convirtiendo en pequeños paseos, o en salidas culturales por algún pueblo bonito.
Hoy nos hemos contentado con la vueltica al robledal de Orgi, que aunque corta, es espectacular.
La hemos realizado al revés de lo que marcan los números, con la intención de llegar al observatorio de pájaros cuanto antes, y así, poder disfrutar en solitario y en completo silencio de los pequeños visitantes que se van acercando al comedero: ratoncillos, petirojos, carboneros, picatroncos...
¡Una gozada!
Los árboles, también están muy bonitos. Son espectaculares las larguísimas ramas de algunos robles, así como, las diferentes formas que sugieren algunos troncos, invitándonos a imaginar formas de animales.
El parque estaba hoy muy concurrido y, además de paseantes de todas las edades, también hemos visto disfrutando a tope, grandes cuadrillas preparando sus comidas en el fuego, o, jugando al balón, o, recorriendo el laberinto etc, etc.
Hemos terminado nuestra excursión visitando el pueblo de Lizaso y tomando un pincho de txistorra en el bar del pueblo.