El último día de vacaciones hemos decidido que fuera en el monte ¡cómo no! Habíamos pensado ir hacia Sorogáin, pero las nieblas nos han echado para atrás y nos hemos quedado en Aintzioa. Ahí si que estaba el día bonito y claro. Ha sido una vueltica preciosa en la que no han faltado las vacas, las yeguas y por supuesto el contacto con otros montañeros-as, gozando todos del monte.
Después de los altos montes del Pirineo aragonés, la vueltica de hoy nos ha parecido poca cosa, pero no por ello menos bonita.
Hemos salido de un barrio de Arraiz: Orkin, hacia Olagüe y enseguidica hacia la derecha hasta el alto de Arañotz, donde hemos encontrado dos buzones. De allí siguiendo la senda se llega a la ermita, localizada en un lugar precioso, cerca del cual debe haber un dolmen pero no hemos sabido encontrar.
Para finalizar estas pequeñas vacaciones montañeras, fuimos hacia Roncal por el valle de Hecho, Ansó y Matamachos. Mi máquina de fotos ya no tenía batería y sólamente me permitía hacer una foto de vez en cuando, por lo que me dediqué a sacar alguna fotico de las chimeneas de los lugares por los que pasamos.
He aquí una muestra:
Amenazaba lluvia y tormentas, no estábamos decididos a subir demasiado pero al final, el tiempo se ha portado y nos ha dejado llegar a este ibón tán bonito. Ha sido impresionante todo el recorrido: el pueblo de Tramacastilla, el bosque del Betato, el riachuelo que baja desde el ibón y el espectáculo de las ovejas cerca del ibón. ¡Todo precioso y muy sencillo de hacer!
Con un día espléndido subimos al refugio de Bachimaña. Nuestra intención era la de llegar a los ibones Azules pero el cansancio y las ganas de almorzar hizo que paráramos a falta de media horica o así, y una vez que paras es muy difícil de retomar. Aún así, nos quedamos orgullosos de nuestro logro. La cuesta del fraile se las trae pero... ¡la hicimos, la hicimos!
En este domingo tan caluroso habíamos elegido como ruta subir a la Trinidad de Irurzun, pero nada más empezar a andar, ya hemos equivocado el camino. Hemos cruzado una puerta metálica que no teníamos que haber cruzado, no hemos visto el aspa que nos advertía de ello. Por lo que nuestro paseo se ha quedado en la peñica de Aizkorbe, nos hemos tenido que conformar con ver la Trinidad desde abajo...
